El lector promiscuo:
empieza un libro y no duda en abandonarlo por otro. Así es su dieta lectora. No
puede evitarlo. Le gusta demasiado leer y no sabe decir que no.
El lector cascarrabias: voraz a la par que exigente. Nunca deja un libro a la mitad aunque
no le guste nada y opine que el autor no sabe juntar dos frases seguidas con
sentido. Suele lanzar el libro contra la pared.
El lector cronológico: lento y constante. Se compra un libro, lo lee y vuelve a la librería
a por otro. Es la antítesis del lector promiscuo. Sólo abandona un libro sin
terminar de leerlo si tiene una razón de peso y ni con esas se libra de los
remordimientos de conciencia.
El lector aniquilador: siente pasión por los libros, los lleva a todas partes y, por eso,
toda su biblioteca está formada por libros con las hojas sueltas, las cubiertas
rotas y las páginas amarillentas. Quiere tanto a sus libros que ni se da cuenta
de que les hace daño.
El lector ocupado I: amante
de los libros, entra a una librería y no puede evitar comprar varios
ejemplares. Luego llega a casa y los coloca en una estantería o en la mesita de
noche como si fueran una obra de arte. Pero está muy ocupado y tarda meses,
años incluso, en abrir los libros y leerlos. Cuando lo hace, lamenta haber
tardado tanto en leer esa maravillosa pieza literaria.
El lector ocupado II: no le
gusta leer, compra los libros para presumir.
El librófilo: más que
leer, le gustan los libros. Los viejos, por su olor, sus arrugas y sus páginas
amarillentas, y los nuevos, por su olor, su frescura y su disponibilidad.
El anti-lector: nunca
lee libros porque son demasiado largos.
El espíritu libre: dícese
de un adulto que lee literatura para jóvenes o de un niño que lee libros para
adultos. Antaño esto era causa de sonrojo, pero ya no. La sociedad ha aceptado
a estos espíritus libres que nunca han hecho caso de las estrictas categorías
del mercado editorial.
El multi-tarea: lee
varios libros a la vez, confunde tramas y personajes, pero siempre los
termina.
El lector somnoliento: sólo tiene tiempo de leer cuando acaba el día, en la cama. Está
comodísimo y el libro es fantástico, pero no consigue mantener los ojos
abiertos y se despierta a las tres de la mañana para cerrar el libro y apagar
la luz.
Ufff, yo soy varios, creo que tengo una mezcla de cronológico, aniquilador, y multitarea ajjaj!!
ResponderEliminarPero siempre tengo libros a mano, dos o tres, los leo hasta el final, me niego a abandonar un libro, los llevo de acá para allá, son como parte de mi.
Me encantó este post!
Jaja!
¿sabes que presentía que serias un cóctel como lectora?Es decir tal como te describís...
EliminarYo soy el lector ocupado 1
ResponderEliminar:(
Tengo un libro que no he podido terminar desde hace 2 años
Saludos!!
Muy buen texto
Dos años!!!!
Eliminarque estas leyendo ? la guia telefonica!!!!
Según en qué etapa de mi vida, pasé de uno a otro.Me temo que últimamente he encarnado al "lector somnoliento", demasiado para mi gusto.Muy buen post, como siempre!Saludos!
ResponderEliminarCuando yo era niño no podía entender como mi padre ante las primeras paginas de un libro se dormía...
Eliminarahora a mi , aveces al igual que a él me sucede lo mismo y no puedo evitar enojarme...
Saludos!
No me puedo encasillar en ninguno, porque tengo mezcla de varios.
ResponderEliminarPero siempre leo, mas del 95 por ciento acabo los libros, muchas veces leo varios a la vez.
Me encanta la literatura.
un abrazo.
El ocupado1 ... no puedo remediarlo... siempre tengo varios sin haber podido abrirlos.. Pero antes o después.. todos caen (guiño )
ResponderEliminarUn abrazo.
Sobre tu foto de cabecera: El fantsma de las tijeras y los hombres del frac, da "yuyu", son los únicos que trabajan con gran entusiasmo en esta época. Tengo miedo que llamen a mi puerta...
ResponderEliminarUn saludo :)