viernes, 7 de junio de 2013

Esa lucidez tan necesaria...

Juan Carlos Mestre: La poesía frente a los discursos de dominación



La oscuridad, llámese ella mentira o dueña de las víctimas ¿Puede acaso ser confrontada con la poesía? ¿Son tus poemas una forma de resistencia contra la aparente agonía de la luz?

Todo poema es un acto de delicada resistencia ante y contra los diversos grados de fuerza y de dominación que ejerce el poder sobre el lenguaje. La oscuridad acaso sea esa zona donde las excavaciones de la voz se reencuentran con la sonrisa inmaculada y pura de los muertos, los antepasados civiles de la razón del habla, los borrados de la felicidad y del sueño, las víctimas morales de todos los actos de crueldad que siguen bajo la intemperie de las estrellas esperando la restitución de su tan real como imaginario y aún hoy pendiente derecho a la justicia.

 Mis poemas se orientan en alguna de esas direcciones, aspiran, diría yo, a esa iluminación sobre las zonas borradas por el discurso del autoritarismo, quisieran contribuir a la restitución, a activar la fraternidad en el alma del mundo, oponiendo su resistencia, en la medida de que las palabras sean capaces de hacerlo, a las ideologías tóxicas de la ferocidad financiera y el utilitarismo mercantil, el secuestro del lenguaje por la retórica de la publicidad de consumo y la demagogia política, todo lo que ha desplazado la dignidad humana del lugar central de la reflexión y el esmero de la fraternidad social.

La gran mentira es la estructura impuesta por los intereses oligárquicos a la sociedad civil, el secuestro que estos han ejercido sobre la democracia participativa y las formulaciones progresistas de relación ciudadana.
 Claro que le compete a la poesía inmiscuirse en estas cuestiones, ella es la figura irradiante de lo humano, el proyecto de las enunciaciones de la felicidad como primera aspiración legítima de los lenguajes del porvenir, la poesía como respiración de la otra verdad que alienta el proyecto espirtual de lo humano, el gran e inocente juego de las poéticas del desafío frente a los evidentes síntomas de medievalización de la modernidad

Hace más de dos siglos Hölderlin advirtió que la poesía era la más inocente de todas las ocupaciones, y Mestre, cómplice de Walter Benjamin —avisador del fuego él— sentenció que la palabra Justicia significa quizás futuro. Entonces ¿Qué hacer con la palabra que ha sido silenciada, apropiada por los mercaderes?




Hölderlin pensaba que todo lo que existe había sido alguna vez imaginado. Es difícil imaginar que la realidad actual no haya sido realmente diseñada en los términos de catástrofe que el presente refleja como perverso espejismo de las utopías permanentemente aplazadas de la felicidad colectiva y la justicia social.
 La reconstrucción a través del lenguaje poético del alma del mundo en términos de bondad armónica perdurable está ligada al remoto empeño de la reconstrucción de la sociedad, como soñaba Wilde, sobre unas bases más justas y diferentes que impidan algún día el sufrimiento humano y posibiliten una relación de equilibro y paridad para con el resto de los seres vivos. Acaso sea ya demasiado tarde y la agresión se haya consumado hasta llegar a un punto sin retroceso, pero merece la pena seguir intentándolo, oponer poemas y formulaciones de conciencia a la usura y su cifra miserable de acumulación de dolor y muerte, de sufrimiento y plusvalías, episodios tan vinculados en su cruel y desencadenante consecuencia.

 La poesía, es mi actual percepción del hecho, no debe desatender en ningún caso lo inmanente a su esencia, es decir la de posibilitar el sueño pendiente de ser soñado, la enunciación vocal de lo silenciado, pronunciar en términos de armonía tonal la ética de los lenguajes constructores de porvenir, no un único vértigo, sino un múltiple y heterodoxo coro de voces, de apreciaciones disímiles de las paradojas de la verdad, acaso ese sea ya uno de los últimos relámpagos de su función, tal como ahora la conocemos, en medio de las tormentas terrestres.
 Ciertamente, el avisador del fuego benjaminiano anuncia, enuncia la posibilidad de las grandes catástrofes, pero no para describirlas, sino para al nombrarlas desactivarlas y evitar que se cumplan.

 La tarea siempre es la reconstrucción, las palabras han sido hechas para ayudar a construir la casa de la verdad, no para destruirla, restituir los significados hurtados por las prácticas retóricas de dominio a la semántica de su anhelada justicia, a la hospedería de su remota misericordia, a los apasionamientos críticos de las utopias de la libertad.
 No hay futuro sin dignidad civil, no hay dignidad sin un lenguaje que articule las formulaciones de una ética de la conducta, de su piedad hacia y para con el otro, el diferente, el extranjero, el huérfano, la viuda, los solos en el desamparo de los humilde y la intemperie de los postergados…

9 comentarios:

  1. gracias Flamel por acercar, traer este hachazo íntimo vivencia y silencio hendido, uña de nómada hincada en la tierra que todavía queda.

    abrazos

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  2. (Este post es para coleccionar, así que me lo llevo. Ya lo había leído y creo te había comentado algo por face, es para leerlo y leerlo, cuando uno duda o siente que no vale la pena seguir escribiendo nada, total para qué...Bueno, leer estas reflexiones te da un empujón importante para que lo sigas haciendo. Hablo por mi, claro)

    En realidad venía a agradecerte lo que dejaste entre los comentarios, siempre tan generoso en tu entrega como comentarista y como aliado del pensamiento. No te das una idea lo que me ayudás a pensar y repensar sobre este tipo de temas que me preocupan y no encuentro muchas veces una voz atenta o dispuesta a este tipo de conversación. Mil gracias por eso, y desde ya te pido no te olvides pasarme las grabaciones cuando hayas terminado con ellas, me gustaría difundirlas o presentarlas entre mis conocidos. Un abrazo!

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  3. Luis, Incal, Razones locas, Flamel y esa lucidez tan necesaria, qué poeta enorme es este Mestre, estoy leyéndolo a cuatro ojos y no me alcanzan las manos y los pies y el entusiasmo y la urgencia por leerlo y leerlo hasta saciar mi sed poética de este día, gracias otra vez y siempre.

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  4. ya pues ¿que le pasó a usted que ya no escribe? ¿se murió o qué? siga por favor era muy bueno todo esto ...no se achapline

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  5. ya pues ¿que le pasó a usted que ya no escribe? ¿se murió o qué? siga por favor era muy bueno todo esto ...no se achapline

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