sábado, 24 de noviembre de 2012

Casa de citas



Tenía  12 años cuando  comencé la secundaria.
Era el mas chico de la clase y tanto mis compañeros como los profesores me veían como un “infiltrado”, un pequeño entrometido, como alguien fugado de la escuela  que se había “colado” en el liceo. En los corredores, a la hora del recreo, nunca faltaban los “vivos” que me decían que el jardín de infantes quedaba enfrente, que me había equivocado de local.
En aquellos tiempos no existía el término Bullyng, pero el hecho del acoso liceal y escolar siempre estuvo presente en todos los tiempos.
El profesor de idioma español, se había empecinado en gastarme con bromas tontas que para martirio mio, eran festejadas por el resto de la clase. Recuerdo especialmente una vez que nos pidió que explicáramos el significado de distintas palabras. Nos dejo un papel en la mesa con una palabra escrita y los alumnos debíamos definirla de la manera mas clara posible.

Era un buen  ejercicio de comprensión y expresión, pero el profesor lo convertía  en una pequeña práctica sádica burlándose de nuestras torpezas  de comunicación.
Como ya dije, el tenia un especial empecinamiento conmigo, por eso cuando vi la palabra que me tocaba definir, empecé a sudar porque ya sabía el denso calibre de las burlas que se avecinaban…y así fue.
La palabra era cita e irónicamente comenzó a preguntarme si yo sabía lo que era una cita, si alguna vez había tenido una, y ya zarpándose cada vez más, con total malicia me pregunta si alguna vez había ido a una casa de citas. La clase se destornillaba de risa.



Mi cara era un tomate ardiendo de vergüenza y no sabia que decir. El profesor regocijado  en su juego perverso me mira fingiendo seriedad y me dice:-García, estoy esperando una respuesta, si no responde nada le voy a tener que colocarle un uno.
Desesperado, no se  de donde saco coraje y atino a decirle que en realidad cuando supe que mi palabra a explicar era cita yo había pensado en frases o pensamientos que se mencionan específicamente para sustentar, probar o confirmar algo.


 El profesor  que obviamente no espera esta contestación me mira atónito y me pide un ejemplo.  Recordé una frase de Goethe que siempre me decía mi abuelo Toribio y la dije:
Traten a un niño como un necio y se convertirá en un necio, trátenlo como a un sabio y será un sabio.

La clase hizo silencio no sabiendo muy bien como reaccionar, el profesor simplemente dijo que ya estaba calificado y pasó a interrogar al  siguiente alumno. Ingenuamente  pensé que había valorado positivamente mi explicación, pero a las pocas semanas cuando me dan el boletín de calificaciones descubro que tengo un uno en idioma español.
Hablo con él pidiéndole explicación del porqué de esa nota, le hago recordar la prueba oral de semanas atrás y el me responde:- Por eso mismo, usted no me supo responder .yo le pregunte si alguna vez había ido a una casa de citas y usted me responde citándome a Goethe. De ahí el uno.

 Mi rabia e indignación me obnubilo y no pude reaccionar ante sus palabras, pero creo que hoy le respondería con esta  cita de Einstein: Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro.


10 comentarios:

  1. Solo queda desear que la vida le cobrase la estupidez donde y cuando más le doliese.
    Agco de tío!!!

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  2. Afortunadamente creo que el grado de incompetencia ha disminuido considerablemente. ¡Vaya profesor! El que no merecía tener citas era él. Saludos.

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  3. Espero que no tuvieras ese profesor mucho tiempo.. vaya tela!! ...

    Un abrazo

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    1. no conocía la expresión "vaya tela"...pero se entiende perfectamente.
      Gracias por pasar

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  4. Bueno, es verdad que el amor nos vuelve locos, pero ¿que haríamos sin el amor?. Ser cuerdo, ¿para qué? ¿y qué temperatura hace en ese lugar?
    Gracias por visitarme
    Un beso, me llevo tu Freud ¿puedo?
    Me convierto en seguidora.

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    1. Marcela: Si, llévate a mi Freud...ya lo consulte con mi analista y el me acompañara durante el proceso de duelo de desapego...


      Bienvenida a mis razones locas.

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  5. Lo cierto es que hay profesores que se nos vienen a la memoria y no precisamente por sus enseñanzas.
    O sí,porque con el tiempo y la distancia de por medio,aprendes la lección que apuntas con la frase de Einstein,muy bien lograda,¿verdad?
    Gracias por dejar tu huella en mi isla.
    Un beso.

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  6. Marinel,bienvenida a la cofradía de mis razones locas.

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